Si conocéis Buenos Aires sabréis que es una ciudad repleta de árboles centenarios, ¡muchos tintóreos! Por eso es un lugar increíble para los amantes de los Tintes Naturales ya que sus calles, parques y jardines cuentan con una gran diversidad botánica. Y aunque nuestra relación con las plantas tintóreas (cultivo y recolección) tiene lugar en el medio rural, nos encanta visitar las ciudades ya que son una oportunidad única para contemplar multitud de plantas colorantes que son difíciles de ver fuera de su hábitat natural. Por eso nos encanta asomarnos a los jardines botánicos ya que –aparte de ofrecerte una bocanada de aire puro– te transportan en el tiempo y en el espacio. De ahí que nuestras visitas al Jardín Botánico de Buenos Aires hayan sido el broche de oro del Tour Tintóreo.
Nos ha encantado el Jardín Botánico Carlos Thays ya que cuenta con un amplio elenco de plantas, árboles y arbustos tintóreos. Lo bueno de este botánico es que posee muchas especies representativas del continente americano que no son fáciles de ver en Europa. Nos encantaría experimentar con algunas de ellas, especialmente con las del género Caesalpinia (leguminosas) ya que este tipo de “palos” (maderas tintóreas) no son propios de nuestras latitudes. Y obviamente que esto hay que hacerlo bajo Criterios de Responsabilidad ya que muchas especies arbóreas tradicionalmente usadas como tinte, se han sobreexplotado tanto que hoy día están en peligro de extinción. De ahí la necesidad de cerciorarse que las maderas tintóreas que utilicemos provienen de cultivos ecológicos. Criterios similares deben siempre aplicarse en el caso de raíces arbóreas ya que su explotación con fines tintóreos implica acabar con la vida del árbol.
Lo cierto es que nos hemos quedado con ganas de más. Y es que este maravilloso Jardín Botánico de casi 80 mil m2 y más de 1.500 especies, alberga además 5 invernaderos y una biblioteca botánica con un montón de secretos por descubrir. Para el próximo viaje queda pendiente visitar el invernadero de estilo “art nouveau” –premiado en la Exposición de París de 1900– ya que contiene interesantes colecciones de helechos y bromeliáceas. Y es que teníamos ganas de ver alguna “Bromelia hieronymi” o “Bromelia urbaniana“, ya que el “cháguar” es la fibra textil por antonomasia de la cultura wichí, pueblo indígena originario del Gran Chaco (Argentina y Bolivia), que atesora una cultura tintórea ancestral asociada a esta interesante fibra. Para saber más sobre el tema, te recomenamos los trabajos de Maria Delia Millán de Palavecino, experta en arte textil chaqueño
Licenciado en Ciencias Económicas especializado en Economía Ecológica y Desarrollo Rural (Universidad Autónoma de Madrid). Erasmus en Gestión Medioambiental (Universidad de Jyväskylä, Finlandia). Máster y cursos de doctorado en Agroecología, Sociología y Desarrollo Rural Sustentable (Universidad Internacional de Andalucía). Máster en Investigación, Gestión y Desarrollo Local (Universidad Complutense de Madrid). Acreditado como Pedagogo (Universidad de Sevilla), y capacitado como Gestor de Programas de Educación Ambiental, Formador de Formadores y Monitor Sociocultural.
Destacan sus trabajos como consultor medioambiental, técnico en cooperación medioambiental al desarrollo, agente de desarrollo local, gestión de proyectos europeos para el medio ambiente, experto en trabajo en red con enfoque local, técnico en gestión de la actividad subvencional, investigación social participativa, educador de calle y coordinador de programas de educación e integración social.
Creador, impulsor y desarrollador filosófico y conceptual de las propuestas regenerativas de la “Tintorería Natural Sustentable” y de la “Tintorería Natural Autosustentable” de The Dyer’s House.
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