Tintes Culinarios
Colorantes Provinientes de Alimentos
El Teñido Culinario es una subdisciplina tintórea que pone su acento en el aprovechamiento de ciertos alimentos y sus residuos como materia colorante con la que dar vida a nuestros textiles.
Desde que empezamos a teñir, siempre nos gustó hablar del arte de “Cocinar con Colores”. Y es que, si lo piensas, es una forma muy intuitiva de explicar en qué consiste esto de teñir. Pero aparte de que, como ahora veremos, teñir y cocinar tienen muchos elementos en común, la cosa podría ir más allá ya que es posible que la relación entre la comida y los tintes sea más antigua de lo esperado. De hecho, aunque son puras hipótesis, hay historiadores que apuntan a que el Arte de Teñir podría incluso encontrar sus orígenes en el uso de alimentos con poder colorante, lo que, de ser cierto, remontaría la práctica del teñido a muchos miles de años atrás.
Semejanzas
¿En qué se parecen teñir y cocinar?
Haya o no una razón histórica que lo explique, lo cierto es que el arte de cocinar y el de teñir tienen toda una serie de parecidos que, cuanto menos, hacen que pensar. Así de entrada ¿en qué crees tú que se parecen?
Si te das cuenta, existen muchas semejanzas entre el mundo culinario y el tintóreo, tanto en lo concerniente a los procesos (cocer, infusionar, mezclar, macerar, disolver, moler, triturar, colar…) y utensilios (ollas, cucharas, coladores, balanzas…), como en lo relativo a materias primas (hojas, tallos, flores, frutos, raíces…) y recursos empleados (agua y energía). ¿Significa esto que te tiene que gustar cocinar para que se te dé bien teñir? Por supuesto que no, aunque es cierto que, por lo general, teñir le resultará más fácil a quienes ya estén familiarizados con la cocina. Si este no es tu caso, no te preocupes porque en esta experiencia de Teñido Culinario te lo pondremos fácil.
EL RECETARIO
Otro de los parecidos entre cocinar y teñir es el uso de recetas. Y es lógico, porque al final se trata de conocer tanto los ingredientes y proporciones, como los pasos que hay que ir dando para obtener un determinado resultado. Es por eso que los tintoreros también trabajamos con recetas que, en nuestro caso, nos permitan crear una bella y rica Paleta de Color.
¡Eureka!
Colorantes a la cazuela
Fascina pensar el día en que comenzamos a darnos cuenta que ciertas plantas tenían propiedades colorantes y que no solo las podíamos usar para alegrar las comidas sino también para dar vida a nuestros textiles.
Hay quien cree que las propiedades colorantes de ciertas plantas, antes que para teñir, se aplicaron para dar color y sabor a las comidas. Tintes como el cártamo o falso azafrán (Carthamus tinctorius), la cúrcuma (Cúrcuma longa) o el achiote (Bixa orellana), son tres buenos ejemplos de colorantes naturales históricamente utilizadas para adornar y saborizar comida, pero que también se han venido usando para dar vida a los textiles, quien sabe desde hace cuántos miles de años atrás. La cuestión es que, si teníamos inquietudes culturales y éramos capaces de dar color a nuestras comidas e incluso también a materiales como la piedra, la madera, la piel o el pelo, ¿porqué no íbamos también a querer alegrar con tintes nuestros textiles?
¿ACCIDENTE O INGENIO?
Aunque es probable que los tintes se descubrieron por azar, no hay que subestimar el ingenio humano, pues una cosa es mancharse un textil con alguna comida que tuviera poder colorante y otra, muy diferente, ponerse a hacer caldos tintóreos para teñir las fibras. Fuese como fuese, lo que está claro es que en la Historia de los Tintes ha habido muchas mentes pensantes.