Desde un punto de vista ecológico, es importante que la nieve se derrita lentamente como, por suerte, ha ocurrido. Gracias a ello, le ha dado tiempo a filtrarse en el subsuelo en vez de arrastrar la capa fértil por “escorrentía superficial“, que es una de las causas más preocupantes de erosión del suelo. Esto además ha evitado que el valioso recurso que es el agua dulce, acabase rápidamente en los ríos y de ahí al mar, sin haber prestado antes ningún servicio ni ambiental, ni económico. De manera que, al no haberse derretido de golpe, tanto manantiales como ríos y lagos subterráneos que atesora este hermoso valle, han tenido tiempo de recargarse, garantizando así el delicado “equilibrio hídrico” del que dependen la Naturaleza y las actividades humanas.